El trabajo a la cuerda: Un recurso valioso para el cliente y el coach

En la evolución de la especie humana; antes de desarrollarse la comunicación oral, el cuerpo era el único responsable de expresar y comunicar las emociones. La disposición corporal transmitía al clan lo que al individuo le acontecía y los predisponía para la acción.

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El cuerpo humano comunica emociones de manera involuntaria y específica, manifestando nuestros pensamientos y deseos.

A lo largo del tiempo, hemos desarrollado un cerebro analítico que se expresa a través del lenguaje verbal, lo que ha reducido nuestra capacidad consciente para leer las señales corporales propias y las de quienes nos rodean.

Sin embargo, el cuerpo sigue transmitiendo información valiosa que nos ayuda a tomar conciencia del estado emocional y anímico en el que nos encontramos. Incorporar la escucha activa de nuestro cuerpo es un aprendizaje profundo que mejora con la práctica cotidiana.

Por otro lado, los caballos son seres extraordinarios que responden a su entorno sin juzgar ni analizar. Su forma de interactuar refleja y magnifica lo que nuestro cuerpo manifiesta en un momento dado.

Así, al trabajar con ellos mediante ejercicios como el trabajo a la cuerda, podemos obtener información valiosa sobre nuestro registro corporal, emocional y mental. Este ejercicio no solo proporciona una oportunidad para explorar nuestra conexión interna; también representa un desafío significativo:

  • Presencia: Mantenerse enfocado sin dejarse llevar por pensamientos disruptivos.
  • Apertura: Aceptar lo que el caballo refleja sobre nosotros.
  • Atención al detalle: Observar incluso los movimientos más sutiles de nuestro propio cuerpo.

Durante esta práctica pueden surgir emociones como frustraciones o distracciones; estos son momentos clave para explorarlos juntos en conversación con tu coach.

Los aprendizajes potenciales incluyen:

  • Gestión emocional efectiva.
  • Reconocimiento profundo de la energía corporal.
  • Estimulación de la creatividad personal.

Esta práctica puede realizarse también en un corral circular con el caballo suelto, brindando aún más oportunidades para la autoexploración.

Para aquellos coaches interesados en profundizar su propia práctica, los animo a realizar periódicamente este ejercicio contisigo mismos o junto a un colega dispuesto a ofrecer retroalimentación sincera —o incluso filmando— para auto-observarte mejor.

Te sorprenderás por cuán precisas pueden ser las respuestas del caballo ante tus emociones.


Paula Verónica Merkler

Coach Ontológica Profesional-Veterinaria

+549 11 49 92 73 84


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