Nosotros

Soy Paula Verónica Merkler, veterinaria, Coach ontológica Profesional con caballos y creadora de La Manada Mansa.
Integro mi formación con años de experiencia y pasión por los animales, para ofrecer propuestas honestas, profundas y valiosas.

La Manada Mansa

Un refugio de transformación y conexión verdadera

Creo profundamente en el valor de las experiencias reales, en el poder de estar presentes, y en que cada encuentro (con un animal, una persona o con uno mismo) puede mostrarnos salidas que antes no veíamos.

La Manada Mansa nació con la intención de acercarte al mundo del caballo desde un lugar donde el respeto, la empatía y la naturaleza sean el centro.

Hoy es un espacio donde los caballos nos acompañan en procesos de transformación personal profunda, y donde también podés aprender sobre su naturaleza para vincularte con ellos desde un lugar consciente o incorporarlos en tu hacer profesional.

 

¡Te acompaño a transformarte!

Nuestros maestros equinos

Ellos son parte de nuestra familia y, cada cual con su particular forma de ser, enriquecen nuestra vida.

Phía

Llegó a mi vida siendo una potranca de 3 años y me enseñó a prueba y error a convertirla en una yegua de andar. Es nuestra yegua madrina. Con sus años y “nanas” nos enseña de dignidad y resiliencia. Phía se aparece en los sueños de muchas personas que luego acuden al llamado. Es “La reina” de la manada.

Aladino

Ala es hijo de Phía, nació en casa y a los 8 meses lo enviamos al campo para que creciera entre caballos. Es temeroso, sensible y siempre busca seguridad detrás mío o de otro caballo. Por su sensiblidad Aladino es “El príncipe” de la manada.

Sam

Es hijo de Violeta (nuestra primera yegua) y medio hermano de Aladino. Siempre estuvieron juntos pero Sam es el valiente que supera sus temores y explora el mundo. Le decimos “el seductor” porque detrás de esa actitud de chico rudo, todos sucumben a sus encantos cuando lo conocen.

Gaela

La rubia. La que se crió entre humanos, toleró tantas incongruencias y aún así sigue confiando en las personas. Ella no respeta los espacios personales y siempre nos desafía cuando queremos poner un límite. Por esa actitud fresca y rebelde le decimos “la nena”.

Nuestro lugar

En Pilar, Buenos Aires, Argentina.